La epilepsia en perros es una enfermedad crónica y, al igual que sucede con los humanos, puede ser más o menos limitantes, dependiendo de la frecuencia de los ataques y de si responde bien o no a la medicación y las pautas de estilo de vida.
El diagnóstico de epilepsia requiere de la repetición de las crisis, aunque si observas que tu perro puede estar sufriendo una crisis convulsiva, lo mejor es auxiliarle cómo te vamos a explicar y, una vez hecho esto, si es posible grabar un vídeo con el móvil para enseñárselo al veterinario. No todas las convulsiones se deben a una epilepsia y al contrario, hay crisis epilépticas en perros que pueden parecer otra cosa.
Qué es la epilepsia
La epilepsia es una enfermedad crónica en la que hay un problema en la transmisión de los estímulos eléctricos en el cerebro. Esta transmisión puede ser insuficiente o excesiva y afecta a zonas concretas, por eso los síntomas de un ataque epiléptico en perros difieren según el caso.
A esto hemos de sumarle la conducta aprendida, es decir, tu perro puede sufrir crisis nerviosas junto con o posteriores a la epilepsia, dependiendo de cómo reaccione su entorno ante las crisis.
Causas de la epilepsia en perros
Epilepsias extra o intracraneales
Llamamos epilepsias extracraneales a las que se deben a un agente externo, como puede ser la exposición a cierto tipo de venenos, mientras que las intracraneales son todas aquellas en las que se puede determinar qué zona del encéfalo se encuentra afectada.
Entre las crisis, aunque el perro se vea normal, es posible ver anomalías en la transmisión de estímulos si estamos ante algún tipo de epilepsia intracraneal. Estas pequeñas alteraciones no bastan, por suerte, para desencadenar la crisis epiléptica.
Epilepsia idiopática
La epilepsia idiopática en perros es el diagnóstico que se da a todos los casos de epilepsia en los que no se logra dar con una causa, aunque el ataque epiléptico afecta al perro con mayor o menor frecuencia. Resulta más complicado estimar la esperanza de vida del perro en estos casos, aunque sí sabemos que depende de la gravedad de los ataques y de si sigue o no un tratamiento veterinario para su epilepsia.
Recuerda que una sola crisis epiléptica no basta para establecer un diagnóstico, ni en perros ni en humanos, y que un ataque epiléptico en perros se puede manifestar de maneras diferentes, se puede confundir a veces por los dueños con un ataque de ansiedad.
Epilepsia en perros mayores
Esta epilepsia, que se presenta cuando el perro ya tiene buena parte de su esperanza de vida recorrida, es debida generalmente a un tumor, que puede progresar con mayor o menor velocidad.
La aparición de epilepsia en un perro mayor no implica siempre que el adiós sea pronto, pero sí requiere de una serie de pruebas para poder estimar si estamos ante una nueva dolencia, crónica, o en la etapa final de la vida de nuestro amigo. En este último caso, lo mejor es preguntar al veterinario sobre su caso, si sufre o siente dolor, para decidir si puede ser mejor la eutanasia o si optar por cuidados paliativos.
Cómo detectar la epilepsia en perros: síntomas
Una crisis epiléptica canina se compone de una serie de fases y cada una de ellas, a su vez, tiene su propia sintomatología.
Pródromo
Es la etapa previa a la aparición de los síntomas propiamente dichos y no se presenta en todos los perros. Los que sí experimentan este preludio, suelen mostrarse nerviosos, inseguros o más apegados a su familia humana porque ya lo han vivido antes y saben que algo malo o desagradable va a suceder.
Aura
Es una primera etapa del ataque en la que el perro siente alteraciones sensoriales, que le llevan a comportarse con agresividad o con miedo. Podemos hacer una analogía con el aura migrañosa que presentan algunos humanos: es un aviso inequívoco, pero el perro no puede racionalizarlo de ninguna manera.
Fase ictal
Fase convulsiva propiamente dicha, que puede ser parcial o generalizada. Puede durar desde unos segundos a varios minutos y, durante su transcurso, el perro puede llegar a perder el conocimiento.
Fase posictal
Tras una crisis epiléptica, el cerebro tarda un tiempo en reponerse, entendiendo como tal el funcionamiento con alguna anomalía en la transmisión de los estímulos eléctricos pero sin síntomas físicos o sensoriales.
El periodo posictal puede durar desde unos minutos hasta varios días, causando al perro ansiedad o nerviosismo porque no se siente del todo bien. Puede mostrarse desorientado o famélico, aunque ya no tiemble ni se desplome.
¿Es posible prevenir un ataque epiléptico en perros?
La epilepsia es una enfermedad crónica en la que el tratamiento busca reducir la intensidad de las crisis y espaciarlas en el tiempo. Con esto se logra mejorar la calidad de vida del animal y los años que nos acompañe, pues en una crisis epiléptica grave existe cierto riesgo de muerte. Los perros con epilepsia mal controlada o los que no responden a los tratamientos suelen tener una esperanza de vida de entre 5 y 9 años, mientras que otros, bien porque la aparición de la enfermedad es tardía, bien porque no es grave y están controlados con cuidado, pueden llegar a viejos siendo epilépticos.
Cómo actuar si sufre un ataque epiléptico tu perro
Cuando surge el ataque epiléptico, tu perro te necesita para no ponerse más nervioso y para no adoptar conductas aprendidas contraproducentes, por ejemplo, morderse a sí mismo una pata o engullir agua sin control.
En general, los síntomas de ataque epiléptico de tu perro se manifestarán siempre de manera similar, aunque no es raro que con el paso de los años la intensidad pueda ir en aumento, al extenderse las zonas del cerebro afectadas.
Los síntomas iniciales son poco certeros: nerviosismo, vómitos, hipersalivación o incontinencia urinaria. Ante la duda, adopta el siguiente protocolo y asume que sí es una crisis epiléptica:
- Niños y personas nerviosas fuera de la habitación. En todo momento, es importante para tu mascota que ambos mantengáis la calma. Si hay más animales y se muestran nerviosos, haz lo mismo que con las personas. En cambio, si un niño tiene la madurez suficiente para ayudar a su perro durante una crisis sin entrar en pánico, no tiene por qué no acompañarle.
- Coloca al perro tumbado o sentado en una zona donde hayas retirado cualquier cosa con la que pudiera golpearse en medio de las convulsiones. Aléjalo de luces intentas o parpadeantes y sonidos fuertes. Por favor, intentad no gritar vosotros, aunque sabemos que la situación es muy estresante, y no regañes al perro pase lo que pase.
- Mide el tiempo que dura la crisis desde el inicio y llama ya al veterinario de urgencias. Continúa atendiendo a la duración porque este dato es importante, sobre todo en crisis largas.
- No dejes solo a tu perro durante la crisis, al menos no hasta que lo esté atendiendo el veterinario, que será quien te paute indicaciones más precisas. Mientras tanto, si tu perro se cae, no intentes levantarle, déjale tumbado vigilando que no se está ahogando.
El cuidado de un perro epiléptico
Muchos perros presentan epilepsia por motivos genéticos, aunque no se transmite de manera dominante, por lo que el hijo de un perro epiléptico no tiene por qué padecer la enfermedad, como tampoco se puede asegurar que tu perro no será epiléptico mirando el historial clínico de sus progenitores.
Una vez se presente la primera crisis, el veterinario te dará una serie de instrucciones sobre aspectos a observar. Si esa crisis no se repite más en su vida, no se medica ni se diagnostica como epilepsia. En los demás casos, tu perro va a necesitar una medicación de por vida, que puede ir variando en función de cómo responda y de su edad.
También deberás procurarle un ambiente razonablemente tranquilo, protegiéndolo de estímulos que podrían desencadenar las crisis. La alimentación y el ejercicio regular pueden ayudar a tu perro con la epilepsia, aunque no sean de por sí un tratamiento, pero sí sirven para controlar algunos de los efectos secundarios de su tratamiento farmacológico. Otros, como la somnolencia, remiten al cabo de unas semanas, cuando el cuerpo del perro se adapta a la medicina.
Un perro epiléptico necesita pasar una serie de revisiones tanto si las crisis se repiten como si se logran controlar por completo con la medicación. Cuando sucede esto último, las revisiones se pueden espaciar como te indique su veterinario y puedes hacerlas coincidir con las visitas para administrarle sus vacunas o la cita de la revisión anual.
La epilepsia en perros se puede manifestar de manera leve o con crisis graves, que llegan a comprometer la vida del animal. Sabemos que es angustiante, pero tu perro te necesita calmado durante las crisis para no aumentar su nerviosismo, para poder atender a una serie de aspectos y para avisar al veterinario de urgencia.
Un perro epiléptico que responda bien a la medicación no tiene por qué ver reducida en gran medida su esperanza de vida. Cuando la epilepsia aparece en un perro anciano, puede deberse a un tumor cerebral y se necesita un diagnóstico para decidir si es mejor la eutanasia o los cuidados paliativos hasta el día del triste adiós. En estos casos, sabemos que es un momento duro, y desde Adiósmascota podemos ayudarte a darle la mejor despedida a tu compañero.