La leucemia en gatos es una enfermedad crónica de origen vírico bastante extendida que puede provocar un grave deterioro en el sistema inmunitario del felino y derivar en diferentes enfermedades secundarias. Por eso, es importante conocer los detalles de esta enfermedad para poder actuar de la forma más adecuada.
Qué es la leucemia felina
La leucemia felina es una enfermedad crónica que afecta a los gatos y que está provocada por una infección por un retrovirus. El virus infecta a las células del sistema inmunitario que quedan dañadas de forma irreversible, lo que significa que el animal se vuelve vulnerable ante otras enfermedades e infecciones.
La leucemia felina puede provocar diversos problemas de salud en los gatos, e incluso la muerte. Algunas de las enfermedades más comunes asociadas a la leucemia son la anemia y el cáncer.
¿La leucemia felina es contagiosa?
La leucemia es contagiosa solamente entre los propios gatos. El virus se concentra en la saliva, así que se propaga en hábitos cotidianos donde hay intercambio de saliva como el acicalamiento o compartir bebedor y comedero. También puede transmitirse a través de las heridas por mordeduras o por contacto con orina y heces que contienen el virus.
En ocasiones, el virus pasa de la madre a los cachorros durante la gestación o en la lactancia, aunque no es demasiado común que una gata infectada por FeLV llegue a dar a luz, ya que el embarazo no suele llegar a término porque la propia enfermedad causa muerte prenatal. El virus es frágil y sobrevive pocos minutos en el ambiente, por lo que el contagio no es tan sencillo, pero sí es bastante frecuente en lugares donde conviven muchos gatos.
No todos los gatos que entran en contacto con la leucemia felina llegan a desarrollar la enfermedad. Puede que la carga viral a la que han estado expuestos no haya sido lo suficientemente elevada. También puede ocurrir que su sistema inmune consiga superar la infección.
El FeLV suele acceder al cuerpo por la boca o la nariz y se multiplica en las mucosas para después diseminarse por el torrente sanguíneo hasta instalarse en la médula ósea. Si el organismo es capaz de eliminarlo, lo hará en la primera fase de la infección, entre las 4 y las 12 semanas. En cuanto el virus alcanza la médula ósea, el gato queda infectado para el resto de su vida. A veces la infección permanece localizada en una parte del cuerpo, aunque son casos muy raros.
La prevención es un punto fundamental para evitar el contagio y es el único remedio ante la leucemia felina. Hoy en día existen vacunas anuales con las que un gato no quede expuesto a la infección por este retrovirus. Como ocurre con la mayoría de las vacunas, no siempre se garantiza un 100 % de protección, aunque sí se reduce notablemente el riesgo de que el virus se propague. Además, se pueden implementar otras pautas preventivas, como realizar tests y cuarentenas si llega un felino nuevo al hogar, y así evitar el contacto, si es posible, con otros animales infectados.
Cómo detectar la leucemia en gatos: síntomas
La leucemia en gatos puede provocar que se desarrollen diferentes enfermedades crónicas y, por lo tanto, los síntomas puede ser muy diversos.
Generalmente, se aprecia un deterioro progresivo de la salud del gato, con síntomas como letargia, debilidad, pérdida de peso y de apetito o fiebre. También pueden darse síntomas intestinales, respiratorios y problemas de piel. Es habitual que los gatos infectados desarrollen varias enfermedades al mismo tiempo.
Otro de los síntomas de leucemia en gatos es la anemia, que se presenta en un 25 % de los felinos infectados y se manifiesta con signos claros de debilidad y letargia. En el 15 % de los gatos con FeLV, se produce algún tipo de cáncer y el linfoma el más común. Igualmente, pueden aparecer tumores sólidos en riñones, intestino o cámara nasal. La leucemia en gatos evoluciona en tres fases diferentes:
- Fase de viremia. Cuando el virus se replica en los ganglios. En esta etapa, aparecen síntomas como anorexia, letargia, leucopenia (descenso de leucocitos) y linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos)
- Fase asintomática. En esta etapa, no aparecen signos porque la carga viral se reduce, pero la viremia sigue deteriorando el sistema inmunitario.
- Fase de inmunodeficiencia. Se produce un importante descenso en el número de linfocitos que puede dar lugar al desarrollo de otras enfermedades.
Algunos de los síntomas más llamativos y que deben ser motivo de alarma son los siguientes:
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
- Deterioro y pérdida del pelaje
- Fiebre
- Letargo
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Anemia
- Mala recuperación de enfermedades
- Alteraciones gastrointestinales
- Lesiones en la piel
- Infecciones de las vías respiratorias superiores
La leucemia felina se diagnostica mediante un test serológico ELISA o una analítica de sangre.
Tratamiento de la leucemia en gatos
A día de hoy no existe un tratamiento para eliminar la leucemia en gatos. El único tratamiento posible está enfocado a mantener la calidad de vida del gato y controlar las enfermedades asociadas como la anemia, la inmunosupresión o el cáncer.
Cuanto más precoz sea el diagnóstico, mejor se podrán manejar las infecciones secundarias. En muchos casos, pueden ser necesarios tratamientos antibióticos, refuerzos vitamínicos e incluso transfusiones de sangre. En los casos más tempranos, se recomienda la vacunación contra calicivirus, herpesvirus y panleucopenia, especialmente si se realizan visitas frecuentes al veterinario. También es aconsejable aplicar un tratamiento para pulgas para evitar la transmisión de Mycoplasma haemofelis, un parásito sanguíneo que provoca situaciones de anemia.
Lamentablemente, la leucemia en gatos no tiene un buen pronóstico y las enfermedades asociadas a esta infección son normalmente graves. Los gatos con un diagnóstico positivo que aparentemente están sanos, tienen un pronóstico reservado, aunque es esperable que con el tiempo su salud se comience a deteriorar a causa de algún problema vinculado a la leucemia. El tiempo puede ser muy variable, desde meses hasta años, pero la esperanza de vida es breve. Cuando la enfermedad avanza y los cuidados paliativos ya no son posibles, la eutanasia es la mejor opción.
Si estás pasando por algo así con tu compañero, bríndale los mejores cuidados y disfrutad del tiempo que os quede juntos. Llegado el momento, no dudes en contar con nosotros para darle la mejor despedida y ayudarte a transitar con más serenidad por un momento tan difícil.