La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso que puede afectar a prácticamente cualquier ser vivo: una enfermedad subyacente o algún traumatismo grave pueden ser causas de epilepsia en gatos. Si tienes un gato, es importante que sepas cómo identificar y tratar la epilepsia felina.
Síntomas de la epilepsia en gatos
Normalmente, la epilepsia en gatos se manifiesta por el síntoma típico de esta enfermedad: las convulsiones focalizadas, que quedan concentradas en un punto del cerebro, o generalizadas, que suceden en todas las áreas.
El cerebro manda señales al cuerpo a través de espasmos eléctricos y las convulsiones suceden cuando estos impulsos presentan algún tipo de anomalía, como la no sincronización con los receptores o un exceso de estos.
La epilepsia en los gatos se puede manifestar a través de otros síntomas:
- Pérdida de consciencia
- Alteraciones motrices
- Dificultad para comer, beber o caminar
- Rigidez muscular
- Hiperventilación
- Alteraciones de los patrones de micción, defecación o salivación
- Hiperactividad y nerviosismo
Cómo tratar la epilepsia en gatos
Muchos se preguntan cómo curar la epilepsia en gatos; sin embargo, en este caso, se trata de aplicar la máxima de “mejor prevenir que curar”: la epilepsia en gatos, si se realiza una detección temprana y se determina correctamente su origen, tendrá unas consecuencias menos lesivas para el animal.
Normalmente, el tratamiento de la epilepsia felina se lleva a cabo mediante fármacos, como los barbitúricos, benzodiacepinas, bromuro potásico o antiepilépticos.
El veterinario debe pautar la medicación adecuada a nuestro gato, y la determinación del origen de la epilepsia marcará el éxito del tratamiento.
Ataques epilépticos en gatos: qué hacer y otros cuidados
Los ataques epilépticos en los gatos suelen revestir gravedad, y es muy importante reaccionar a tiempo y tener claro lo que se debe y no se debe hacer.
Proteger al gato de golpes y caídas
Las crisis epilépticas provocan que el gato pierda el control motor de su cuerpo. Lo normal es que durante estos episodios pueda golpearse contra objetos contundentes.
También conviene proteger las puertas y las ventanas, porque el gato podría precipitarse hacia el exterior, y no contará con sus habituales reflejos para amortiguar la caída.
No intentar sacar la lengua de la boca del gato
Es una tendencia natural de auxilio ante un ataque epiléptico, pero el gato no correrá peligro de ahogarse al tragarse su propia lengua; sin embargo, podría aplicar una mordedura muy agresiva a quien intente manipularlo.
No inmovilizar al gato
Es muy peligroso intentar sujetar al gato, porque podríamos fracturarle el cuello. La rigidez muscular limitará sus movimientos, y las consecuencias podrían ser fatales.
No suministrarle agua
Esto es importantísimo: en este estado, si le damos agua o alimento, el gato podría morir ahogado, ya que la rigidez también afecta al proceso de deglución.
La epilepsia en gatos puede estar relacionada con algún golpe violento que se haya dado en la cabeza, o surgir a raíz de una enfermedad secundaria: otras veces, simplemente, aparecen los ataques sin saber qué los ha causado (epilepsia idiopática). En cualquier caso, se recomienda siempre acudir a un veterinario y, si se produjese la muerte del animal, es importante que estudiemos la posibilidad de contratar servicios funerarios como los de Adiós Mascota, para poder despedirnos de nuestro amigo y afrontar el duelo de una forma más sana.