Los parásitos internos en perros son unos diminutos organismos que viven en el interior del cuerpo del animal. Si bien algunos no son necesariamente nocivos, su mera presencia podría poner en riesgo la salud del perro, llegándole a inducir una enfermedad mortal y pudiendo saltar a las personas (zoonosis).
Tipos de parásitos internos en perros
Parásitos intestinales en perros
Estos organismos, también llamados lombrices de perros, habitan en el intestino del animal. Sus huevos son microscópicos, pero, una vez que eclosionan y el gusano se desarrolla, es posible ver a estos parásitos en las heces del perro.
Se pueden contar tres tipos principales de lombrices intestinales de perros:
- Anquilostomas. Son pequeños gusanos con forma de gancho que apenas alcanzan longitudes de 1,5 centímetros. Se alimentan del flujo sanguíneo del intestino del perro, y pueden ser transmitidos de la madre a sus cachorros a través de la leche materna, además de por contacto con pelo o superficies infectadas. Las larvas pueden migrar a la piel de las personas, donde provocarían erupciones e irritaciones severas.
- Tenias. Estos parásitos son muy habituales, y su presencia es altamente peligrosa tanto para los perros como para las personas. Pueden tener tamaños que oscilan entre unos pocos centímetros hasta los 2 metros de longitud. La forma más común de infectarse es mediante la ingesta de carne cruda, pero el perro también se puede infectar si caza roedores o si ingiere pulgas durante su acicalamiento. Si una persona se infecta de tenia, puede sufrir graves complicaciones en el hígado y los pulmones.
- Vermes redondos. Son quizá los parásitos intestinales más comunes de los perros: los ejemplares adultos tienen forma cilíndrica y alcanzan longitudes de hasta 10 centímetros. La forma de infectarse es análoga a la de los anquilostomas y también pueden ser transmitidos a las personas. Los niños son especialmente vulnerables a las infecciones de estos parásitos.
Gusanos del corazón y vermes pulmonares
- Dirofilariosis. Es la enfermedad causada por la Dirofilaria immitis, una especie de gusano muy común en el este de Europa. Es transmitida por varias especies de mosquitos en climas templados o cálidos. El gusano pasa su vida adulta en el corazón del perro.
- Estrongiloidosis. Esta enfermedad la causa el Strongyloides vermicularis, un gusano que vive en las babosas y los caracoles, y que infectan al perro si este los devora. Una vez dentro, se alojan mayoritariamente en sus pulmones.
Cómo saber si mi perro tiene parásitos internos y cómo actuar
Los gusanos intestinales alteran las funciones habituales del intestino. Los perros adultos podrían no presentar síntomas, pero los cachorros son susceptibles de desarrollar cuadros más severos consistentes en diarrea, vómitos y pérdida de apetito. En última instancia, el perro podría morir deshidratado.
Los gusanos del corazón y vermes pulmonares provocan lesiones en los vasos sanguíneos de estos órganos cuando viajan por el cuerpo. Si bien puede haber perros asintomáticos aun estando infectados, otros pueden desarrollar disfunciones pulmonares, cardiacas, hepáticas o renales.
Los síntomas de los parásitos en perros serán visibles cuando haya un número significativo de gusanos, y dependerá también de la fase de la infestación. Por lo general, el perro infectado puede estar más aletargado de lo normal, mostrar desinterés por el ejercicio físico y el juego, toser con frecuencia, estar más apático o tener el vientre hinchado.
La mejor prevención frente a las enfermedades causadas por los parásitos en perros es la vigilancia activa de los síntomas, la desparasitación periódica en centros veterinarios y la administración de medicamentos específicos en caso de infección.
La existencia de parásitos internos en perros puede ocasionar un problema grave de salud para tu mejor amigo, incluso la muerte por culpa de disfunciones severas de sus órganos vitales. Si esto ocurriera, en Adiós Mascota nos pondremos a tu servicio para ayudarte a superar la pérdida de tu perro.